Esta ciudad se come todo, pero sobre todo se come el tiempo. Pasarón quince días y simplemente no hubo un momento en donde sentarme a escribir fuera posible. Retomando todo, desde donde se quedó.....aunque en algunos casos hubo retrocesos, pero retomando, despacio, sin prisa, con asombro y sí, también con esperanza.
La ciudad es la de siempre, sospecho que la que la mira con ojos distintos soy yo. A ratos me asombra, a ratos me asusta y a ratos me deja totalmente desconcertada. !Que grande es!, no se puede abarcar toda, tiene uno que resignarse a vivir solo en una parte, lo contrario es la locura.